Los pueblos más bonitos de León para disfrutar de una escapada

Fuente tugranviaje.com / Viajesyrutas.es

Si lo tuyo es disfrutar de una forma tranquila, en naturaleza, respirando aire puro y regalándote buenos caprichos gastronómicos, toma nota: algunos de los pueblos más bonitos de León pueden ser tu mejor elección para viajar en cualquier momento del año.

Peñalba de Santiago

En la provincia de León, en pleno Valle del Silencio, se encuentra la encantadora población de Peñalba de Santiago. Un lugar que sedujo en otros tiempos a eremitas como San Genadio, y, en la actualidad, a visitantes atraídos por una localidad medieval tranquila, con una arquitectura bien conservada y uno de los monumentos de arquitectura mozárabe más interesantes de la península. Es posible que nunca hayas oído hablar de ella, pero, después de leernos, estamos seguros de que no se te va a olvidar. Ah, y además es uno de los "Pueblos más bonitos de España". 

Peñalba de Santiago está ubicado en los montes Aquilanos y pertenece a la bella Comarca del Bierzo de León, de la que ya os habíamos mostrado lugares tan interesantes como Las Médulas o poblaciones como Ponferrada o Villafranca del Bierzo y que te recomiendo visitar.

Recorrer la sinuosa carretera que conduce a Peñalba de Santiago es una auténtica maravilla, por su frondosa vegetación y las montañas circundantes. Pero también una pesadilla, ya que no cabe más de un coche y las curvas son continuas, aun así merece la pena.
La carretera asciende atravesando algunas pequeñas poblaciones con construcciones preparadas para las condiciones climatológicas de la zona, paredes de piedra, balconadas de madera y tejados de pizarra.

Mirador al valle del Silencio

Justo a la entrada de la localidad hay un pequeño aparcamiento, ya que el paso a los vehículos de los turistas está prohibido. Eso hace que pasear por esta pequeña población sea un auténtico placer y una buenísima manera de salvaguardar su patrimonio. 

El mismo aparcamiento es uno de los puntos fuertes de la visita a la Peñalba de Santiago, ya que desde allí las vistas al Valle del Silencio son sencillamente espectaculares.

 ❝Cuenta la leyenda que San Genadio se retiró a meditar a este valle junto a las aguas del río Oza. Tanta concentración necesitaba para sus oraciones, que mandó callar al río, haciéndose un profundo silencio, un acto que le dio nombre al valle. Puedes acercarte a visitar la cueva donde meditaba, en un paseo de algo menos de media hora.❞

El nombre de la localidad

El nombre de la localidad procede de su ubicación, ya que se encuentra en Peña Alba, y del nombre del santo al que está dedicado el Monasterio: Santiago.
Sanctus Jacobus de Pinna Alba pasó a ser Santiago de Peñalba. No se sabe por qué, cuándo, ni cómo se invirtieron las dos palabras que componen su nombre actual.

Paseando por Peñalba de Santiago

Tras dejar el aparcamiento, un flamante cartel de uno de los Pueblos más bonitos de España recibe al visitante desde el 2016.

Sus casas

Sus calles empedradas nos trasladan a la época medieval. Sus casas están construidas de paredes de pizarra, la base más o menos cuadrada y dos alturas; la superior está dedicada a vivienda y la inferior, a cuadra, almacén o bodega.

Están decoradas con un corredor de madera en voladizo, algunos cerrados con tablas de madera y otras con balaustradas con diferentes elementos decorativos.

Si nos fijamos, las esquinas de algunas de las casas son redondeadas, este es el resultado de la evolución de la vivienda castreña.

Es una maravilla el estado en que se encuentran, pasear y perderse entre sus calles es un auténtico placer. Normal que en el año 1976 fuese declarado Conjunto Histórico Nacional. 

Iglesia de Santiago de Peñalba

Todas las empinadas calles de Peñalba nos conducen a la iglesia parroquial de Santiago de Peñalba, una joya mozárabe que en el siglo X fundó San Genadio, y fue finalizada por el abad Salomón. Fue declarada Monumento Nacional en junio de 1931.
La iglesia formaba parte de un pequeño cenobio, que por desgracia ha desaparecido al ser abandonado, y sus piedras fueron reutilizadas para algunas de las construcciones de la propia población.

Se encuentra rodeada por un murete y un pequeño jardín, el material de construcción del templo es modesto, sus muros son de piedra de pizarra y piedra caliza. Destacan los pequeños contrafuertes de estilo asturiano y la superposición de diferentes volúmenes y los aleros, también su espadaña exenta del siglo XVIII y una nave principal con planta de cruz latina y dos pequeñas capillas laterales.

La puerta de acceso es el emblema de Peñalba de Santiago, y no es para menos, porque está formada por un precioso vano bíforo formado por dos arcos de herradura de estilo califal con recuadro de alfiz. Las columnas y el mainel son de mármol y sus capiteles mozárabes imitan el estilo corintio, aunque algo esquemático.

En el interior podemos ver los restos de pinturas murales que aparecieron hace unos años, bajo varias capas de cal y otra decoración en los siglos XIV y XV. Fueron realizadas en época califal en el siglo X y son muy raras en esta zona de la península. Entre ellas podemos ver una banda ornamental con motivos vegetales, círculos realizados a compás, un tapiz con círculos tangentes entrelazados con motivos florales y bandas. También dos siluetas rojas de animales que no han podido ser identificados.

También podemos ver muchos grafitos realizados en las paredes por los monjes benedictinos hasta el siglo XII.
Su nave única está dividida en dos tramos, uno cubierta con bóveda de cañón y el otro con cúpula gallonada. Un arco triunfal de herradura enmarcado por un alfiz islámico da paso al ábside.

Saliendo por la otra puerta, podemos ver en el jardín las tumbas de San Genadio y Urbano, su sucesor.

Las visitas a la iglesia son guiadas por el centro de recepción de visitantes "El espacio Genadii", que encontrarás junto a ella. Tras la visita podrás ver el interesante documental titulado "Las voces del silencio".

La cueva de San Genadio

Puedes dar un paseo y acercarte a ver la cueva de San Genadio, lugar donde el santo encontró un maravilloso lugar de meditación. En esta pequeña ruta de senderismo podrás ver los valles del Oza, Friguera y del Silencio entre bosques de robles, castaños y nogales. Para llegar a la cueva, hay una ruta circular de algo menos de 5 kilómetros. Está bien señalizada, es cómoda y hay mucha sombra.

También hay otra muy transitada que es la Ruta por la Tebaida berciana. Estambién circular, pero algo más exigente que la anterior, un total de 16 kilómetros. Puedes ver más rutas en la página de Peñalba de Santiago. 

¿Dónde dormir?

En Peñalba de Santiago encontrarás varias casas rurales con mucho encanto en las que alojarte para disfrutar a fondo del Valle del Silencio de esta bella localidad que cuenta con apenas 20 habitantes.

¿Dónde comer?

Peñalba de Santiago tiene una Cantina de lo más pintoresca en la que se come maravillosamente, además tiene una pequeña terraza atrás, para ver el valle. Nosotros comimos unas tapas de embutidos y quesos de la zona riquísimos, pero también tiene cocina con platos tradicionales de la zona.

¿Dónde está?

Y hasta aquí nuestra visita a Peñalba de Santiago. Nos ha encantado conocer esta maravilla de aldea por su estupendo estado de conservación y por la joya de su iglesia mozárabe que custodian sus casas de pizarra y madera. Os dejamos con esta bonita vista de sus tejados con las montañas al fondo.

Balboa

Perteneciente también a la comarca de El Bierzo, Balboa cuenta entre su patrimonio con los restos de un castillo del siglo XIV (su torre del homenaje y parte de sus muros), la iglesia románica de Santa Marina (siglos XIII-XVI) y sus pallozas, construcciones tradicionales de planta circular u ovalada, paredes bajas de piedra y tejado cónico de paja.

Y un lugar muy curioso: la Casa de las Gentes que –además de un museo con preciosas tallas de madera– acoge la Oficina de Turismo y es un foro reivindicativo de la cultura rural. Y para relajarnos y meditar, nada mejor que un paseo por su castañar.

Molinaseca

Molinaseca es otro precioso pueblo de El Bierzo, integrado en el Camino de Santiago. Llama la atención del viajero, en primer lugar, por su puente romano de los Peregrinos, sobre el río Meruelo, y sus fotogénicos reflejos en el agua.

Antes de penetrar en el casco histórico es digno de admirar el Santuario de Nuestra Señora de las Angustias (siglo XVII), de estilo barroco, erigido sobre una antigua ermita del siglo IX que servía de albergue a los peregrinos. La principal vía del pueblo es la Calle Real, plagada de restaurantes y tiendas.

Cabe resaltar las ‘callejas’, pequeños espacios entre las casas a modo de cortafuegos y –según cuentan– origen del apellido Calleja. Paseando por Molinaseca también son de admirar la Plaza García Rey, con su fuente de piedra en el centro, y la plaza de Santo Cristo, con un crucero, un Monumento al Peregrino y un curioso monolito conocido como Buda de Molinaseca. 

Riaño

El pueblo más ‘joven’ de la provincia de León es este Riaño, ya que el antiguo fue sepultado por las aguas al construirse el embalse del mismo nombre. Pertenece a la Montaña de la Cantábrica Leonesa, antesala de los Picos de Europa. Su actual iglesia parroquial, Santa Águeda –con valiosas tallas religiosas– era la antigua de San Martín de Pedrosa del Rey (siglo XVI), trasladada piedra a piedra a Riaño. El pueblo también alberga un interesante Museo Etnográfico, un Monumento al Silencio y un típico hórreo leonés.

En sus afueras cuenta con diversos miradores –Las Hazas, Valcayo…– y la senda peatonal Paseo del Recuerdo. Acoge el llamado ‘banco más bonito de León’ –desde el que admirar relajadamente el embalse– y bordea el pantano hasta el embarcadero, punto de partida de románticos cruceros por el mismo, con las montañas reflejadas sobre sus aguas como en un mágico espejo. Otra joya patrimonial de Riaño es la Ermita de Quintanilla, junto a las aguas del embalse y rodeada de montañas.

Colinas del Campo de Martín Moro Toledano

Pequeña pedanía del municipio de Igüeña, en la comarca de El Bierzo, que atesora el nombre más largo de España. Pero no solo por ello vale la pena ir a descubrirlo. También está reconocido como Conjunto Histórico-Artístico desde 1994 y entre sus joyas patrimoniales destacan la ermita del Santo Cristo, la Fuente de San Juliano o el puente medieval sobre el río Boeza, que comunica las dos partes del pueblo.

Pasear por su coquetas calles es descubrir rincones de gran belleza, como el Arco de la Ermita del citado santo. Y, cómo no, disfrutar de sus platos típicos, como el Botillo berciano o el Cocido maragato… o de rutas senderistas en las que admirar flores silvestres y bellos ejemplares de robles, abedules, acebos o avellanos.